viernes, 25 de diciembre de 2009

NAVIDAD: ¿DIOS NOS TOMA EL PELO?

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa (Hb 1, 3). Y de su plenitud hemos recibido todos gracia tras gracia (Jn 1, 16)

No, no, no. No puede ser. ¿Me tomas el pelo, Dios? ¿A qué juegas conmigo? Un niño, un niño como otro de tantos... Un padre que no es su padre, una madre virgen, un Dios Altísimo entre pastores, en una ciudad perdida... ¡¡¡Me tomas el pelo!!! Y por si fuera poco, tener que escuchar que él, este niñín pobre y sonriente, tan ajeno a todo lo que tiene por delante, es "reflejo de tu Gloria"!!! ¿Cómo van a creerme cuando hable de ti así? ¿cómo se te ocurre pensar que me harán caso? Nadie se fiará de un cualquiera, de un carpintero, de uno de pueblo... nadie pensará que su palabra sostiene mi vida entera y el universo.
Ahora, que además me mires así, con esa cara que me pones, y me digas que de su misma plenitud hemos recibido gracia tras gracia... esos ya.... Perdóname, Señor, pero hasta a mí me cuesta creerlo! Me lo repito: en mí vas dejando poquito de tu gracia, poquitos a poquitos, paso a paso, gracia tras gracia. Soy de tu misma pasta, de tu familia, de los tuyos...

En fin, Señor... ¡qué grande eres!... Creo que una vez más, volveré a arrodillarme, me quedaré en silencio y sin más, quedaré mirándote otro rato largo. Esto va a ir para largo. Lo presiento. Si eres así naciendo, ¿cómo serás al final?
No lo sé. Pero quiero estar allí cuando ocurra.
Feliz navidad.

martes, 22 de diciembre de 2009

VÍSPERA DE NOCHEBUENA

Ciertamente, hay unos cuantos sucesos en los periódicos que podría comentar... pero no quiero hacerlo. No hoy, cuando quedas horas para que los cristianos celebremos la Navidad. Digo los cristianos, a propósito; por si poco a poco nos vamos acostumbrando a la idea de que la maoría de los que nos rodean NO LA ESTÁN CELEBRANDO. Y es normal, no pasa nada. Es normal, porque no tienen fe, no son cristianos, no se han comprometido con Dios, no le han dicho que sí a nada.
Otra cosa sería que nosotros, cristianos, no lo estuviéramos celebrando,
- sabedores de que Dios existe y está vivo y es real...
- sabedores de que se hizo carne de una vez para siempre, para vivir en la carne, morir y resucitar en ella...
- sabedores de que esta es nuestra fiesta.

Así que, ya no habrá noticia más importante ni bella en los próximos días por este blog que la celebración del nacimiento de Cristo. ¡Un milagro, una barbaridad, una locura si lo piensas! Lo iremos desgranando en los próximos días.
Hoy, solo compartir y saborear una frase que el Oficio de Lecturas de hoy, 22 de diciembre, nos propone. Es del profeta Isaías:
Los que te construyen
van más aprisa que los que te destruyen

(Is 49, 17)

Así es. Así quiero creerlo. Puede parecer que no. Puede que parezca que el mundo sigue exactamente igual que antes de la Encarnación, antes que Dios decidiera hacer suya nuestra carne, nuestra debilidad, nuestra muerte. Pero no es verdad. Todo no es igual. Ahora su Vida no sólo nos anima y cuida constantemente. Ahora está hecha una sola cosa con la humanidad. Contigo y conmigo. Por eso, quien nos construye va muchísimo más aprisa que todo lo que te echa para atrás, te agrieta tu fachada, te debilita tus muros, te entristece o te encoge. No lo dudes nunca. Quien te construye, Dios y todos los que te quieren con Él, es muchísimo más rápido y eficaz.

Porque tú lo vales.

viernes, 18 de diciembre de 2009

IV DOMINGO DE ADVIENTO: ¿QUIÉN SOY YO PARA TI?

IV Domingo de Adviento.

Leo el evangelio de hoy, escucho la sorpresa agradecida de Isabel cuando María la visita y me pregunto con ella:
¿quién soy yo para que me visite Dios?,
¿quién soy yo para que Dios venga a mí este Adviento y todos los advientos del mundo?
¿quién soy yo para que Tu Palabra me hable y yo me entere?
¿quién soy yo para emocionarme cuando te siento tan cerca o cuando intuyo que cuentas conmigo en tus planes?
¿quién soy yo para que me hayas hecho capaz de dejarte entrar en mi vida y no avergonzarme de decir en ningún sitio que soy cristiana?
Y en medio de todas estas preguntas… como María, quiero fiarme, creerme de verdad que lo que Tú nos dices se cumple. Que lo que nos cuentas en el Evangelio y lo que sé de tu vida es verdad, no es un cuento. Y que los demás me vean y se alegren porque salta en ellos la vida con mayúscula, la alegría, las ganas de vivir de otra manera…
Y entonces, todas mis preguntas y esperanzas, se concretan en una sola:
¿quién soy yo para ti, Dios mío, que tanto me cuidas y tanto te esfuerzas en acercarte para que yo te descubra? Hasta hacerte niño y pobre… y todo para mí…
¡para que yo me entere de que estás conmigo siempre!

martes, 15 de diciembre de 2009

¡SEÑORÍAS, QUITARÉ EL CRUCIFIJO !


Ilustrísimos Sre/as Diputado/as:
Soy profesor en centro público y me dirijo a sus Ilustrísimas para comunicarle que procederé inmediata mente a la retirada del crucifijo tanto en el aula como en mi despacho, no esperaré a que me obligue la futura Ley de Libertad Religiosa que prepara el Gobierno.
¿Cómo hemos podido tardar tanto en darnos cuenta de que estamos en un Estado aconfesional y ninguna religión tiene carácter oficial?! ¡Debemos avergonzarnos del daño que hemos podido causar por mantener ese símbolo tan insultante en nuestros espacios públicos! ¡Y cuánta falta de respeto y de sensibilidad democrática hacia los ciudadanos que no profesan tal religión!
Es imperdonable haber mantenido públicamente el símbolo de ese personaje judío que mereció tal muerte por denunciar la corrupción de los poderes políticos y religiosos de su época, por oponerse a la opresión y abusos que los gobernantes imponían al pueblo, por andar con prostitutas, ladrones e ilegales, que entregó su vida hasta el sacrificio en cruz por andar defendiendo la libertad, la dignidad y la igualdad de todos los seres humanos.
No tardaré ni un minuto más en retirar el crucifijo por el que muchos millones de personas han entregado su vida. Retiraré el crucifijo porque no quiero seguir siendo responsable de que los alumnos y ciudadanos que lo vean descubran los valores de entrega, radicalidad, esfuerzo, amor y solidaridad que expresa ese judío colgado de la cruz, con los brazos abiertos en señal de acogida y perdón. Quitaré el crucifijo, no sea que quien lo vea caiga en la cuenta que hoy sigue habiendo muchos crucificados por las mismas causas y a los que sí habría que retirarlos también de sus cruces. Quitaré el crucifijo pues no quiero que mis alumnos piensen que entregar la propia vida por los demás es el valor más sublime.
En su lugar, ilustrísimas señorías, he pensando poner un preservativo, o un blister de píldoras del día después o una cureta cruzada con un fórceps con el que se provoca la interrupción del embarazo, cualquiera de ellos representaría perfectamente el valor supremo de la libertad. Pero pensándolo mejor, no sería buena idea, porque no todos lo entenderían y además no queda nada estético colocar junto a la foto del Borbón un condón.
Por ello he decidido sustituir el crucifijo por una Obra de Arte, de esas que nuestros artistas universales han producido y que están expuestas en los Museos de todo el mundo para que sean apreciadas por millones de ciudadanos. Una obra de arte no debe escandalizar ni provocar ningún perjuicio en las convicciones íntimas de quien la admira. He pensado en artistas como el genial Salvador Dalí, paisano de los de ERC, o en Mariano Benlliure, paisano de la Sra. Pajín, aunque me tienta poner a mis dos artistas favoritos, uno extremeño, Zurbarán; y otro como yo, andaluz, el universal Velazquez.
Y sería de gran ayuda que me ayudasen a decidirme, les envío mis preferencias en el archivo adjunto (todos pintaron Crucificados...)

Attmte.
Santiago Vela
DNI: 25.084.273 –

lunes, 14 de diciembre de 2009

TE MATAREMOS, PERO ANTES, DARÁS A LUZ

Leo con asombro y un pánico atroz la noticia: han matado a pedradas en Somalia a un hombre joven -33 años, curiosamente...-. Para los que ya no entiendan la gracia de tal edad, por su escasa cultura religiosa, les diré que es la misma edad con que crucificaron a Jesús de Nazaret, tal como la tradición recoge.
También en la tele he podido verlo en directo y ahora sólo queda esperar que su novia, que había quedado embarazada de su novio -ya muerto- de a luz al hijo o hija de ambos, para poder lapidarla igualmente, o sea, matarla a pedradas.
¿Surrealista? Tal cual, la vida misma. Increíble.
Pero aún no he oído que nosotros, los que defendemos la Vida desde el inicio hasta el fin, hayamos condenado tal ley y tal actuación inhumana. Tampoco he visto que se inicien esfuerzos diplomáticos ni mesas redondas. Nada de nada.
Curioso mundo. Dejamos que gestes una criatura para dejarle huérfano después y poder explicarle, alguna vez, que sus padre fueron asesinados por darle a él la vida.
No entiendo nada.

sábado, 12 de diciembre de 2009

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO: ¿QUÉ PUEDO HACER YO?... ¡ALEGRARME!

Miro cómo van las cosas en el trabajo y no me gusta. ¿Qué puedo hacer yo?
Miro mis reacciones y mis manías y miedos y sigo igual. ¿Qué puedo hacer yo?
Miro a mi familia y me preocupa cómo van algunas cosas. ¿Qué puedo hacer yo?
Miro las noticias y hablo con la gente del barrio… la gente está sufriendo mucho. ¿Qué puedo hacer yo?

Y hoy me siento como la gente que se acercó al Bautista. Esa gente tan variada (militares, publicanos, fariseos, caminantes…) que descubrieron que algo estaba pasando, que esto de Jesús iba en serio, que se acercaba otra cosa nueva y distinta… Y no se quedaron igual. No se quedaron tranquilos. Se alegraron tanto que sólo se preguntaban: ¿qué podemos hacer nosotros?
Me encantaría que todos los que intuimos que Dios es la Vida y la Alegría, que es más real que yo misma, que el Evangelio de Jesús viene y viene cada día… no nos quedáramos igual que siempre y nos preguntáramos: ¿qué puedo hacer yo? Y escucharemos cosas bien sencillas y cotidianas que todos, absolutamente todos, podemos hacer. Es la parte de Reino que Dios deja en nuestras manos. El pedacito de Reino que tú y yo podemos hacer visible hoy, si nos quedamos con Él.
Para empezar por algo empieza por alegrarte. Es la invitación repetida de este Tercer Domingo de Adviento. La primera palabra de la Eucaristía invita a alegranos; la primera lectura de Sofonía nos recuerda que somos la alegría de Dios (¡increíble!... ¡Dios se acuerda de nosotros y se alegra!); Pablo nos pide que estemos siempre alegres porque el Señor está cerca…
En fin, sólo queda que tú y yo encontremos motivos para esa alegría. A veces parecemos un radar atrofiado, siempre dispuesto a detectar motivos de tristeza y preocupación que señales de esperanza y alegría. Esta vez no: todo un reto. ¡Alégrate, está cerquísima de ti y se alegra contigo!

martes, 8 de diciembre de 2009

SEGUIMOS ESPERANDO CON MARIA QUE ESPERA

¿No oíste sus pasos silenciosos ?
Él viene, viene, viene siempre.
En cada instante y en cada edad,
todos los días y todas las noches,
Él viene, viene, viene siempre.

He cantado muchas canciones y de mil maneras;
pero siempre decían sus notas :
Él viene, viene, viene siempre.

En los días fragantes del soleado abril,
por la vereda del bosque,
Él viene, viene, viene siempre.

En la oscura angustia lluviosa de las noches de julio,
sobre el carro atronador de las nubes,
Él viene, viene, viene siempre.

De pena en pena mía,
son sus pasos los que oprimen mi corazón,
y el dorado roce de sus pies es lo que
hace brillar mi alegría.

Rabindranath Tagore, Cuentos Elegidos

sábado, 5 de diciembre de 2009

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO: HACER FÁCIL A LOS DEMÁS ESTE MISMO CAMINO

6 de Diciembre, Domingo II de Adviento, Ciclo C
El Segundo Domingo de Adviento nos presenta a Juan, hijo de Zacarías, en el desierto. Para aclararnos: Juan, el Bautista, el primo de Jesús. Tenían casi la misma edad, porque si recuerdas, María se quedó embarazada y fue a visitar a su prima Isabel, ya anciana y estéril, pero también embarazada. En ambos casos, tanto Juan como Jesús, son dos hijos que representan para sus padres la “misteriosa” acción de Dios.No hace falta que pienses en nada raro. Posiblemente, todos nosotros somos para nuestros padres una señal de la “misteriosa acción de Dios”. A lo mejor ellos no lo saben, no tienen fe para reconocerlo o simplemente tú has crecido en una situación familiar complicada. Pero, te aseguro, que con los ojos de Dios, todos somos señales suyas, señales misteriosas de su acción y su presencia. Esto tiene mucho que ver con el Adviento y con el evangelio de Dios. Cuando Juan crece, decide irse al desierto pero no por iniciativa suya, sino porque siente, que la Palabra de Dios le lleva allí. El desierto es el lugar apartado, silencioso, fuera de tejemaneje diario… Es un lugar de tentación, de dificultad (con escasez de agua y alimento, sin comodidades…) pero también de encuentro con uno mismo y con Dios, justo por ese silencio que lo envuelve todo y no te permite distraerte.
Allí Juan, una vez más, vuelve a ser SEÑAL DE DIOS: ¡atentos, preparaos, llega el Señor, adecentar los caminos!. Nuestro mundo (el tuyo y el mío y el de todos) está lleno de baches, curvas imposibles, terrenos escabrosos… Tú y yo podemos ser como el Bautista y hacer de nuestra vida una herramienta para “hacer fácil este mismo camino a los demás” (M. Antonia París).
Fíjate en el detalle: no se trata de evitar problemas o de decidir por otros. No. Es hacerlo todo fácil sino facilitar ESTE CAMINO: el que permite que el Señor Jesús llegue hasta cada uno de nosotros. ¿No es una estupenda tarea para la próxima semana?... Adelante.

martes, 1 de diciembre de 2009

PARA TI... SIN PREGUNTAR

No tiene nada de particular que sea un día gris, triste, agobiante, medido, frío, anodino, estresante, decaído, sin ánimo... Puedes seguir poniendo adjetivos. Sólo tú sabes cómo es tu día. Entonces, metida la cabeza en el ordenador o en las cuentas o corrigiendo exámenes o estudiando o intentando escribir o... lo que sea, sientes que alguien se acerca a tu mesa sin hacer ruido. Sin hacer casi nada. Y con la misma simplicidad, deja sobre la mesa un café caliente, con la medida de leche y azúcar que a ti te gusta. Y sin decir nada más, vuelve a irse, silencioso, cercano, pleno.
Mientras tomas la taza y calientas tus manos, notas que también se te caldea el corazón y los ojos. Ahora ves más y mejor. Por eso no tuviste que ensayar ni fingir la sonrisa al exclamar: ¡gracias!!! Y lo mejor no es el detalle de haberte traído un café.
Lo mejor es que ni siquiera te lo preguntó, ni necesitó "avisar" su hazaña, ni esperar tu agradecimiento, ni dejar que tú te lo pusieras a tu gusto. Lo mejor es que vino sin avisar y vino exactamente de la forma que tú necesitabas que viniera.
A veces, tenemos esa suerte.
Y me preguntaba en el último sorbo de café: ¿vendrá así Aquel que ahora esperamos?