Mira que curioso: Un 25 de Agosto de 1855, Claret, misionero y arzobispo de Cuba, firma oficialmente el inicio de una nueva familia en la Iglesia: las hoy conocidas como Misioneras Claretianas.
Y sin embargo, desde entonces, se celebra la Fundación de la Congregación dos días después, el 27 de agosto. ¿Sabes qué ocurría entonces? Que profesaba la primera Claretiana de carne y hueso, Mª Antonia París, en manos del P. Claret. Iniciadora e iniciador... padre y madre... fundadores ambos...
Pero no por un papel canónico (¡que es fundamental!) sino por mujeres de palabra, consagradas, vivas, apasionadas, misioneras... ¡de carne y hueso! que ponen rostro a la vocación y misión recibida.
Ella lo cuenta así:
"Así
hice mi tan suspirada profesión a los 27 de agosto de 1855 en manos de Claret con indecible contento de todos, y más gozo de mi alma, que
éste no hay con qué expresarlo…" (Aut 225)
¿Será que desde el principio quiso Dios grabarnos a fuego en el corazón que lo nuestro era ser nuevas en la práctica y no en la teoría? ¿Será por eso que celebramos la Fundación de nuestro Instituto el día que profesó la primera Claretiana y no cuando se firma el decreto oficial? ¿Será por eso que todas las Claretianas y todos aquellos que compartís con nosotras este mismo carisma, sabemos que nos jugamos la vida siendo de carne y hueso, poniendo rostro y pasión, color y sabor y no cumpliendo lo prescrito? Estas son nuestras raíces. Esto celebramos nosotras hoy.
Y tú, ¿de qué raíces bebes, en cuáles quieres crecer? ¿Te apuntas a la vida entregada y comprometida o a quedarte en papeles, medios y posturas?
Quizá por eso queremos que esta sea la última entrada de este blog. Hoy, 27 de agosto de 2013, termina un modo de presencia pastoral de las Claretianas en este espacio y comienza otro... O mejor dicho: nada termina... Simplemente, estamos creciendo... estamos queriendo ser nuevos en la práctica... Queremos seguir ofreciéndote un modo de vivir: acompasados con el Dios de la vida.
Si quieres, síguenos en la web www.acompasados.org , en facebook, youtube y twiter.
Ha pasado el Tiempo Pascual, hemos celebrado estas grandes fiestas (Trinidad, Corpus...) que pareciera no quieren que nos adentremos de nuevo en el Tiempo Ordinario tras las alegrías pascuales como si nada hubiera pasado... Y nos lo recuerdan.
Además, para muchos, estamos acabando el curso escolar. Haga buen o mal tiempo, el cuerpo y el corazón quieren oler a sol y a vacaciones...
Y este blog de acompasando va acercándose a su fin. O mejor dicho a convertirse en otra cosa distinta, dentro de la renovación de www.acompasando.org.
¿Qué mejor manera de ir despidiéndonos que orando? Es decir, despedirnos expresando deseos, compartiendo necesidades y sueños...
Hoy, al Resucitado que nos habita, al Dios Trino, al que vive y da la vida no como un fantasma, sino en la carne de su cuerpo y su Sangre... A Él le pedimos que no se vaya nunca.
Señor Jesús,
De mi cuerpo gastado, sé tú el fortalecedor.
De la noche que cae, sé tú la luz.
De mis sufrimientos, sé tú el consuelo.
De mis faltas pasadas, sé tú el perdón.
De mi soledad, sé tú el compañero.
De mis rebeldías interiores, sé tú la esperanza.
De mi fe, sé tú la fuente.
De mi amor, sé tú el fuego.
De mis insomnios, sé tú la Presencia.
De mi sonrisa, sé tú la dulzura.
De mis encuentros, sé tú la Palabra.
De mis oraciones, sé tú el Bien Amado.
Señor, yo creo que tú eres la Vida
y que has vencido a la muerte.
Ven a llamar a mi puerta.
El día declina y se hace tarde…
Soy un completo incompleto
incompleto por amor
la costilla que me falta
cuelga de tu corazón.
un seguro inseguro
media persona en el mundo
un amante incompleto
cada vez que te deseo.
Soy un completo incompleto
si me giro y no te veo
como una persona a medias
sabes a qué me refiero.
Soy un acorde incompleto
menor y desafinado
que va persiguiendo notas
sin lograr una canción.
un rosal sin hojas secas
un perfume sin olor
una película de cine
sin final en el guión.
Soy un completo incompleto
se me para el corazón
si me giro y no te veo
sabes a qué me refiero.
Un seguro inseguro
media persona en el mundo
un completo incompleto
sin sí en mi corazón.
Te
deseo primero que ames, y que amando, también seas amado. Y que,
de no ser así, seas breve en olvidar y que después de olvidar,
no guardes rencores. Deseo,
pues, que no sea así, pero que si es, sepas ser sin desesperar.
Te
deseo también que tengas amigos, y que, incluso
malos
e inconsecuentes, sean valientes y fieles, y que
por lo
menos haya uno en quien puedas confiar sin dudar.
Y
porque la vida es así, te deseo también que tengas enemigos.
Ni
muchos ni pocos, en la medida exacta, para que, algunas
veces, te cuestiones tus propias certezas. Y que
entre ellos, haya por lo menos uno que sea justo,
para que no te sientas demasiado seguro.
Te
deseo además que seas útil, mas no insustituible.
Y que
en los momentos malos, cuando no quede más nada, esa
utilidad sea suficiente para mantenerte en pie.
Igualmente,
te deseo que seas tolerante, no con los
que se
equivocan poco, porque eso es fácil, sino con los
que se equivocan mucho e irremediablemente, y que haciendo
buen uso de esa tolerancia, sirvas de ejemplo a otros.
Te
deseo que siendo joven no madures demasiado
deprisa,
y que ya maduro, no insistas en rejuvenecer, y que
siendo viejo no te dediques al desespero. Porque
cada edad tiene su placer y su dolor y es necesario
dejar que influyan en nosotros.
Te deseo
de paso que estés triste, no todo el año,
sino
apenas un día. Pero
que en ese día descubras que la risa diaria es buena, que la
risa habitual es sosa y la risa constante es malsana. Te
deseo que descubras, con urgencia máxima, por
encima y a pesar de todo, que existen, y que te rodean, seres
oprimidos, tratados con injusticia y personas infelices. Te
deseo que acaricies un gato, alimentes a un pájaro y
oigas a un jilguero erguir triunfante su canto matinal,
porque de esta manera, te sentirás bien por nada. Deseo
también que plantes una semilla, por más minúscula
que sea, y la acompañes en su crecimiento, para
que descubras de cuantas vidas está hecho un árbol.
Te
deseo, además, que tengas dinero, porque es
necesario
ser práctico. Y que
por lo menos una vez por año pongas algo de ese dinero frente a ti y digas:
«Esto
es mío», sólo para que quede claro quien es el dueño de quien.
Te
deseo también que ninguno de tus afectos muera,
pero
que si muere alguno, puedas llorar sin lamentarte
y sufrir sin sentirte culpable. Te
deseo por fin que, siendo hombre, tengas una buena mujer,
y que siendo mujer, tengas un buen hombre, mañana
y al día siguiente, y que cuando estén exhaustos
y sonrientes, hablen sobre amor para recomenzar.
Si
todas estas cosas llegaran a pasar, no tengo más nada que desearte.
La primera lectura de la Eucaristía de hoy me parece impresionante: "como la mano del Señor estaba con ellos (los discípulos naturales de Chipre y Cirene, predicando en Antioquía a los helenistas) gran número creyó y se convirtió al Señor.... como era hombre de bien (Bernabé), lleno de Espíritu Santo y de fe, una multitud considerable se adhirió al Señor." Será que esto de transmitir la Buena Noticia es más cosa de dejarse conducir, dejarse hacer, prestar los propios labios, la propia persona para que Otro hable a través de una y mueva los corazones de otros. Será que conviene pues agarrarse de Su mano y pastorear con Él, a su modo, con sus ejemplos, sus palabras, sus miradas, sus cuidados, con sus "técnicas". Será una vez más que lo importa es el testimonio de la vida, ser personas de bien, y pasar haciendo el bien. De la mano de Jesús. Con su Mano. O en frase del Papa Francisco, ser mediadores, no intermediarios.
DEJATE LLEVAR por Jesús el Señor, que te pide que eches las redes, que es el único que no te va a fallar y va a estar siempre a tu lado.
DEJATE LLEVAR por lo que Jesús te pide: el seguimiento, porque así vas a llegar a la plenitud.
DEJATE LLEVAR por el AMOR, con mayúsculas, el de Jesús, que es el único que te puede curar de lo tuyo.
DEJATE LLEVAR por los 7 que van a pescar, por la comunidad, ya que en ella está Jesús, el resucitado y es en esta comunidad donde reside Jesús el Señor.
DEJATE LLEVAR por la invitación a pescar, porque de esta invitación surge una humanidad llena de hermanos y hermanas.
DEJATE LLEVAR por la comida que te da Jesús, esta comida sacia de verdad, no otros sucedánesos alimentos. Es Él mismo.
El que Dios envió habla las palabras de Dios porque no da el Espíritu con medida... El que cree en el Hijo posee la Vida Eterna...
Me ha hecho pensar eso de que Dios en Jesús no da EL ESPÍRITU CON MEDIDA... es decir es un Dios derrochador, generoso, ¡desmedido!!! nos da, no cualquier vida en Jesús, sino la Vida Eterna... y no solo en referencia a que sea para siempre... sino Vida de calidad, vida de la buena... El tesoro de su gracia ha sido un derroche con nosotros (Ef 1, 3-8). Dios no está en crisis.
Celebremos la desmesura de Dios... y no demos nada con medida. Sin escatimar.
Y así dijo el Señor: "¡Vuelva la
Vida,
y que el Amor redima la condena!"
La gracia está en el fondo de la pena,
y la salud naciendo de la herida.
...
¿Quién vió en más estrechez gloria más plena,
y a Dios como el menor de los humanos?
Llorando en el pesebre, pies y manos
le faja una doncella nazarena.
En plenitud de vida y de sendero,
dió el paso hacia la muerte porque él quiso.
Mirad de par en par el paraíso
abierto por la fuerza de un Cordero.
...
Ablándate, madero, tronco abrupto
de duro corazón y fibra inerte;
doblégate a este peso y esta muerte
que cuelga de tus ramas como un fruto.
Tú, solo entre los árboles, crecido
para tender a Cristo en tu regazo;
tú, el arca que nos salva; tú, el abrazo
de Dios con los verdugos del Ungido.
Al Dios de los designios de la historia,
que es Padre, Hijo y Espíritu, alabanza;
al que en la cruz devuelve la esperanza
de toda salvación, honor y gloria.
Sí, sí... si es muy gracioso... ciertamente el burro o borriquilla despierta en nosotros sentimientos agradables, graciosos, sencillos... ¿no es verdad? Puede resultar hasta entrañable.
Otra cosa es que te proclamen rey o que te elijan para una gran misión y como señal de todo tu "poderío" pongan a tu disposición un burro.
Eso ya es distinto. Igual no nos hacía tanta gracia, ¿no?
Es lo que celebramos en Domingo de Ramos y así comenzamos los cristianos la Semana más santa del año. La Semana que nos recuerda dónde nos lo jugamos todo y de qué manera.
Pero se nos olvida.... Casi siempre o llegamos demasiado aturullados, casi sin enterarnos de que se termina la Cuaresma o tan preocupados por preparar lo que vayamos a hacer en Pascua, que no reparamos en burros ni en borricas.
Cantaremos hosanna al Hijo de David.
Descansaremos algo en el mejor de los casos.
Posiblemente, hasta participemos de las celebraciones en los días santos.
Y llegaremos al Domingo de Resurrección, más contentos que unas "pascuas", sin contar -una vez más- con un Dios que elige a burros y borriquillas para iniciar el momento esencial de su vida, para invitarte a ser de los suyos, para dejarte claro cuál es su estilo y sus medios.
Comenzamos la Semana Santa. ¡Como me gustaría no perderme ni un detalle!
¡cómo me gustaría, Señor, que me ayudes a no pasar por alto tu borriquilla, todo un programa claro para ser de los tuyos y como tú!
Doy gracias al Señor por poder celebrar esta Santa
Misa de comienzo del ministerio petrino en la solemnidad de San José, esposo de
la Virgen María y patrono de la Iglesia universal: es una coincidencia muy rica
de significado, y es también el onomástico de mi venerado predecesor: le
estamos cercanos con la oración, llena de afecto y gratitud.
Saludo con afecto a los hermanos cardenales y
obispos, a los presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas y a todos los
fieles laicos. Agradezco por su presencia a los representantes de las otras
iglesias y comunidades eclesiales, así como a los representantes de la
comunidad judía y otras comunidades religiosas. Dirijo un cordial saludo a los
Jefes de Estado y de Gobierno, a las delegaciones oficiales de tantos países
del mundo y al Cuerpo Diplomático.
Hemos escuchado en el Evangelio que "José hizo
lo que el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer" (Mt
1,24). En estas palabras se encierra ya la misión que Dios confía a José, la de
ser custos, custodio. Custodio ¨de quién? De María y Jesús; pero es una
custodia que se alarga luego a la Iglesia, como ha señalado el beato Juan Pablo
II: "Al igual que cuidó amorosamente a María y se dedicó con gozoso empeño
a la educación de Jesucristo, también custodia y protege su cuerpo místico, la
Iglesia, de la que la Virgen Santa es figura y modelo" (Exhort. ap.
Redemptoris Custos, 1).
¿Cómo ejerce José esta custodia? Con discreción,
con humildad, en silencio, pero con una presencia constante y una fidelidad y
total, aun cuando no comprende. Desde su matrimonio con María hasta el episodio
de Jesús en el Templo de Jerusalén a los doce años, acompaña en todo momento
con esmero y amor. Está junto a María, su esposa, tanto en los momentos serenos
de la vida como los difíciles, en el viaje a Belén para el censo y en las horas
temblorosas y gozosas del parto; en el momento dramático de la huida a Egipto y
en la afanosa búsqueda de su hijo en el Templo; y después en la vida cotidiana
en la casa de Nazaret, en el taller donde enseñó el oficio a Jesús.
¿Cómo vive José su vocación como custodio de María,
de Jesús, de la Iglesia? Con la atención constante a Dios, abierto a sus
signos, disponible a su proyecto, y no tanto al propio; y eso es lo que Dios le
pidió a David, como hemos escuchado en la primera lectura: Dios no quiere una
casa construida por el hombre, sino la fidelidad a su palabra, a su designio; y
es Dios mismo quien construye la casa, pero de piedras vivas marcadas por su
Espíritu. Y José es "custodio" porque sabe escuchar a Dios, se deja
guiar por su voluntad, y precisamente por eso es más sensible aún a las
personas que se le han confiado, sabe cómo leer con realismo los
acontecimientos, está atento a lo que le rodea, y sabe tomar las decisiones más
sensatas. En él, queridos amigos, vemos cómo se responde a la llamada de Dios,
con disponibilidad, con prontitud; pero vemos también cuál es el centro de la
vocación cristiana: Cristo. Guardemos a Cristo en nuestra vida, para guardar a
los demás, salvaguardar la creación.
Pero la vocación de custodiar no sólo nos atañe a
nosotros, los cristianos, sino que tiene una dimensión que antecede y que es
simplemente humana, corresponde a todos. Es custodiar toda la creación, la
belleza de la creación, como se nos dice en el libro del Génesis y como nos
muestra San Francisco de Asís: es tener respeto por todas las criaturas de Dios
y por el entorno en el que vivimos. Es custodiar a la gente, el preocuparse por
todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos,
quienes son más frágiles y que a menudo se quedan en la periferia de nuestro
corazón. Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan
recíprocamente y luego, como padres, cuidan de los hijos, y con el tiempo,
también los hijos se convertirán en cuidadores de sus padres. Es vivir con
sinceridad las amistades, que son un recíproco protegerse en la confianza, en el
respeto y en el bien. En el fondo, todo está confiado a la custodia del hombre,
y es una responsabilidad que nos afecta a todos. Sed custodios de los dones de
Dios.
Y cuando el hombre falla en esta responsabilidad,
cuando no nos preocupamos por la creación y por los hermanos, entonces gana
terreno la destrucción y el corazón se queda árido. Por desgracia, en todas las
épocas de la historia existen "Herodes" que traman planes de muerte,
destruyen y desfiguran el rostro del hombre y de la mujer.
Quisiera pedir, por favor, a todos los que ocupan
puestos de responsabilidad en el ámbito económico, político o social, a todos
los hombres y mujeres de buena voluntad: seamos "custodios" de la
creación, del designio de Dios inscrito en la naturaleza, guardianes del otro,
del medio ambiente; no dejemos que los signos de destrucción y de muerte
acompañen el camino de este mundo nuestro. Pero, para "custodiar",
también tenemos que cuidar de nosotros mismos. Recordemos que el odio, la
envidia, la soberbia ensucian la vida. Custodiar quiere decir entonces vigilar
sobre nuestros sentimientos, nuestro corazón, porque ahí es de donde salen las
intenciones buenas y malas: las que construyen y las que destruyen. No debemos
tener miedo de la bondad, más aún, ni siquiera de la ternura.
Y aquí añado entonces una ulterior anotación: el
preocuparse, el custodiar, requiere bondad, pide ser vivido con ternura. En los
Evangelios, san José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero
en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles,
sino más bien todo lo contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de
atención, de compasión, de verdadera apertura al otro, de amor. No debemos
tener miedo de la bondad, de la ternura.
Hoy, junto a la fiesta de San José, celebramos el
inicio del ministerio del nuevo Obispo de Roma, Sucesor de Pedro, que comporta
también un poder. Ciertamente, Jesucristo ha dado un poder a Pedro, pero ¨de
qué poder se trata? A las tres preguntas de Jesús a Pedro sobre el amor, sigue
la triple invitación: Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas. Nunca
olvidemos que el verdadero poder es el servicio, y que también el Papa, para
ejercer el poder, debe entrar cada vez más en ese servicio que tiene su culmen
luminoso en la cruz; debe poner sus ojos en el servicio humilde, concreto, rico
de fe, de san José y, como él, abrir los brazos para custodiar a todo el Pueblo
de Dios y acoger con afecto y ternura a toda la humanidad, especialmente los
más pobres, los más débiles, los más pequeños; eso que Mateo describe en el
juicio final sobre la caridad: al hambriento, al sediento, al forastero, al
desnudo, al enfermo, al encarcelado (cf. Mt 25,31-46). Sólo el que sirve con
amor sabe custodiar.
En la segunda lectura, San Pablo habla de Abraham,
que "apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza" (Rm
4,18). Apoyado en la esperanza, contra toda esperanza. También hoy, ante tantos
cúmulos de cielo gris, hemos de ver la luz de la esperanza y dar nosotros
mismos esperanza. Custodiar la creación, cada hombre y cada mujer, con una
mirada de ternura y de amor; es abrir un resquicio de luz en medio de tantas
nubes; es llevar el calor de la esperanza. Y, para el creyente, para nosotros
los cristianos, como Abraham, como san José, la esperanza que llevamos tiene el
horizonte de Dios, que se nos ha abierto en Cristo, está fundada sobre la roca
que es Dios.
Custodiar a Jesús con María, custodiar toda la
creación, custodiar a todos, especialmente a los más pobres, custodiarnos a
nosotros mismos; he aquí un servicio que el Obispo de Roma está llamado a
desempeñar, pero al que todos estamos llamados, para hacer brillar la estrella
de la esperanza: protejamos con amor lo que Dios nos ha dado.
Imploro la intercesión de la Virgen María, de San
José, de los Apóstoles San Pedro y San Pablo, de San Francisco, para que el
Espíritu Santo acompañe mi ministerio, y a todos vosotros os digo: Recen por
mí. Amén".
Nunca se sabe y sobre todo, conviene no precipitarse: tener suficiente humildad para ir detrás del Espíritu y no pretender ir delante. Pero esta tarde noche, tras el "bona sera", una especie de aire sereno parecía susurrar: "otro paso más, seguimos caminando, hacia delante".
El Papa ha elegido llamarse por primera vez Francesco (como el poverello de Asis), el que escuchó de Dios "repara mi Iglesia".
El Papa es latinoamericano y es jesuita.
El Papa ha preferido rezar y recordar a Benedicto antes que dar sermones primeros.
El Papa ha pedido la bendición de Dios por medio del pueblo antes de bendecir él.
Algo está cambiando... No sólo en el Papa. solo hay que echar un vistazo a la foto de abajo o revisar los trending topic de esta tarde o caer en cuenta de cuantos estábamos siguiendo la espera del nuevo Papa por las redes, comentando en directo con gente de los cinco continentes.
Algo nuevo está cambiando. ¿No lo ves? Yo lo hago todo nuevo.... Amén
Un mundo ajeno a la Iglesia en una gran medida, a veces incluso beligerante con cualquier profesión pública de fe y sin embargo todas las miradas se acercan a este grupo de hombres con extrañas vestiduras moradas encerrados en un peculiar lugar.
Una sociedad de símbolos, de TICS, de nuevas tecnologías, que tiene a toda la prensa internacional pendiente de una chimeneza que produce mucho humo... ya sea negro o blanco.
Un tiempo donde la autoridad se compra y se vende, donde unos llegan y otros vienen y ocupan el mismo lugar. Un tiempo donde se proclama con tranquilidad que se vive "en sede vacante"... ¡Que gran manera de expresar una y otra vez que la sede está por encima de cualquier persona porque el centro de todo esto no es ninguno de nosotros! Es Alguien que nos precede, nos envuelve y nos acompaña.
“Yerma”, además de ser el título
de una obra de teatro de Federico García Lorca, es un adjetivo femenino de
sonoridad preciosa que significa “inhabitada”, “incultivada”, que acompaña
generalmente al sustantivo “tierra”. Pues bien, me atrevo a decir que
no hay tierra yerma para el Padre, que todos los cristianos y cristianas
tenemos la inmensa suerte de ser considerados semilla que da fruto y a la vez
tierra para que la semilla dé fruto.
Esto es una suerte, pero también
una responsabilidad. La responsabilidad de sabernos fértiles en dones y
capacidades. Todos y todas tenemos las nuestras, ¿sabes tú reconocer las tuyas?
La Biblia está llena de metáforas
sobre la siembra y la cosecha. Pero si no te llega esto de ser semilla que da
fruto, piensa, simplemente, en lo que tú puedes dar al mundo y no estás dando.
La Cuaresma es un momento perfecto para empezar a sacar lo mejor de ti, para
convertirte en un donante de cualidades. No esperes a que caigan torres o a que
se desmorone algo a tu alrededor, empieza ahora y serás más feliz, más
original, más tú… ¡Seguro!